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y empezó a hablar mal de Dios y de Moisés:

—¿Por qué nos sacaste de Egipto para morir en el desierto? Aquí no hay pan ni agua. Ya nos cansamos de esta comida miserable.

Entonces el SEÑOR les envió serpientes venenosas que los mordieron e hicieron que murieran muchos israelitas. El pueblo se acercó a Moisés y le dijo:

—Hemos pecado al hablar mal del SEÑOR y de ti. Pídele al SEÑOR que aparte las serpientes de nosotros.

Entonces Moisés oró por el pueblo,

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